Carlos Escalante Angulo*
En esta breve lección -no pretende ser mas que eso
expondré en términos fácilmente accesibles, ideas básicas sobre la hipótesis
científica, concepto extraordinariamente fascinante de la metodología
científica muy a menudo utilizado sin la suficiente precisión sobre su
estructura y función en la investigación. El apartado I la ubica en su contexto
histórico; el apartado II muestra la estructura lógica de los argumentos
hipotéticos con especial referencia al razonamiento inductivo; el apartado III
describe, en sus trazos más generales, el procedimiento estadístico de
comprobación y el apartado IV contiene indicaciones bibliográficas comentadas
para profundizar el tema.
I. EN LOS COMIENZOS…
Literalmente el termino «hipótesis» significa «algo
puesto debajo» y en este sentido es equivalente a fundamento, postulado o
supuesto, del cual se sigue una conclusión. Este es un significado lógico, que
aun se conserva. Se trata pues, de un enunciado o conjunto de enunciados que
sirven de premisa a otros enunciados. El concepto tiene una larga trayectoria histórica
desde el siglo V a. J. C. hasta nuestros días. Platón (428-348 a. J. C.),
teniendo en mente el procedimiento deductivo de los geómetras griegos, se
refiere a ella como un supuesto del que de extraen determinadas consecuencias.
Por su parte, Aristóteles (384-322 a. J. C.) considerado el primer filosofo de
la ciencia por su original contribución a la lógica del razonamiento
científico, pensó que el hombre de ciencia debe inducir los principios
explicativos a partir de la observación de los fenómenos que se han de explicar
y posteriormente, utilizar estos enunciados explicativos como premisas
para deducir enunciados de hechos. Se trata de un
procedimiento claramente inductivo-deductivo no sostenible en nuestros días,
pues los principios no se siguen directamente del proceso inductivo, sino de la
imaginación creadora del científico. A partir de siglo XVII, con las ideas de
Francisco Bacon (1561-1626) y la revolución científica de Keplero y Galileo, se
inicia un notable predominio de las ideas inductivistas a partir de la
experiencia. El mismo Newton (1642-1727) no pareció estar convencido de la
utilidad de la hipótesis como un recurso del método científico y mantuvo
posiciones muy ambiguas al respecto. John Losee ha recordado
que el historiador de la ciencia J. B. Cohen ha
identificado nueve significados de «hipótesis» en la obra de Newton y el
notable genio de la física clásica siempre se negó a aceptar que su «teoría» de
la gravitación fuera una hipótesis para evitar su confusión con la explicación
cartesiana de los torbellinos invisibles del éter. Newton sostuvo, dice Losee,
en una frase lapidaria: «Hypotheses non fingo» que él que no inventaba
hipótesis, pues ello equivalía a apelar a cualidades ocultas consideradas como
causas por la metafísica aristotélica, a las cuales el oponía principios como
leyes de la naturaleza cuya verdad se manifestaba en los fenómenos. Ya en la
primera mitad del siglo XIX, el positivismo y su muy notable representante
Auguste Comte (1798-1857) consideró el pensamiento hipotético como una
supervivencia del estadio teológico del desarrollo según su teoría de los tres
estadios para la cual, los fenómenos naturales se explican por la acción
voluntaria de seres sobrenaturales (la tempestad es un capricho de Eolo). En el
siglo XX, el notable desarrollo de la lógica simbólica impulsado por el Circulo
de Viena, consideró la hipótesis dentro de una perspectiva lógica-metodológica
como parte de la moderna teoría de la ciencia (Carnap, Popper), vinculada por
cierto, a los desarrollos de estadística inductiva como lo señaló el mismo
Carnal en sus recuerdos autobiográficos.
II. EL CONTEXTO LÓGICO
1. La lógica es una disciplina formal (no empírica) que
se ocupa de la estructura de los argumentos. Un argumento es una conclusión
derivada de premisas que la soporta. Dos tipos de argumentos estudia la lógica:
los deductivos y los inductivos; en un argumento deductivo, si la conclusión se
sigue necesariamente de la premisa, éste es valido; ejemplo:
a) Todas las personas con ametropía necesitan corrección.
b) Juan es una persona con ametropía.
c) Luego Juan necesita corrección.
En un argumento inductivo, si la premisa es verdadera, la
conclusión lo será con alguna probabilidad determinable, pero no
necesariamente; ejemplo:
a) Los pacientes A, B, C…N son mayores de 50 años y
padecen de miopía.
b) Luego, con alguna probabilidad, los pacientes mayores
de 50 años padecerán de miopía.
El conocimiento científico se apoya en argumentos
inductivos y su verdad siempre tiene un carácter probabilístico, expresado en
frecuencias relativas. Por esta razón, muchos lógicos no consideran a la inducción
como parte de la lógica formal pues tiene un contenido material. Expresados
estos conceptos básicos, veamos la relación entre hipótesis e inducción. Aquí
vamos a significar «hipótesis» a enunciados tales como generalizaciones
universales del tipo: Todo A es B (teorías, leyes y generalizaciones
empíricas); pero desde una perspectiva metodológica ¿qué es una hipótesis?: es
un enunciado que relaciona variables
y funciona como una hipótesis si se le toma como premisa
de un argumento con la finalidad de que sus consecuencias lógicas puedan
examinarse y comprobarse con los hechos a partir de un número de casos
observados. La comprobación de una hipótesis mediante los datos supone una
inferencia inductiva que trasciende las observaciones particulares para expresarse
en el correspondiente enunciado generalizador. Debe entenderse que esta
inferencia no puede ser deductiva, pues el enunciado no está de modo
concluyente contenido en los datos y va más allá de ellos. Esto es lo que
ocurre en la inferencia estadística, en la cual la hipótesis no se formula de
cara a la muestra, sino referida a la población de la cual esta se extrajo.
La idea muy generalizada, según la cual la inferencia
inductiva va de lo particular a lo general es un tanto ambigua, pues contiene
dos sentidos de inferencia que es conveniente distinguir. El proceso de inferir
lo general a partir de casos particulares puede significar (erróneamente)
formular leyes o teorías a partir de un numero determinado de observaciones.
Así concebido, no es razonable pensar en la justificación del proceso inductivo
como tal, pues no existe un método o procedimiento especifico para descubrir
hipótesis generales (por ejemplo, leyes y teorías) a partir de observaciones
particulares. La epistemología actual considera que la formulación de hipótesis
de esta naturaleza es un proceso eminentemente creador que se realiza en la
mente del científico. Así, el llamado «problema de la inducción» no es un
problema de descubrimiento sino de justificación, esto es de cómo se llega legítimamente
de la observación de casos, siempre limitados en número, a la generalización.
Por otra parte, se puede considerar un segundo sentido de
la inducción que bien puede denominarse amplificativo, el cual corresponde a la
idea de lo particular a lo general ya mencionada. Veamos este argumento:
a) Los estudiantes A, B, C… N padecen de deficiencia
refractivas no corregidas y tienen bajo rendimiento escolar.
b) Luego los estudiantes con deficiencias refractivas no
corregidas, presentan, con alguna probabilidad determinable, deficiencias en su
rendimiento escolar.
Un argumento similar puede construirse a partir de la
relación entre tabaquismo y cáncer pulmonar.
Desde un punto de vista estrictamente lógico, las
generalizaciones inductivas se incorporan como premisas a formas deductivas de
argumentación y esto ocurre normalmente en el razonamiento clínico que
interpreta signos y síntomas en función de la teoría médica.
2. En el curso de una investigación analítica, en cual se
ha propuesto una hipótesis, concurren dos instancias: la formulación de la
hipótesis y su comprobación. La formulación puede inspirarse en experiencias y
sospechas previas acerca de posibles relaciones entre variables y la hipótesis
se formula ex post facto como una explicación razonable de esas relaciones.
Esta explicación puede originarse en teoría previamente existente o en teoría
construida a propósito del caso. En esta segunda situación la explicación se
convierte en una hipótesis, por ejemplo:
Supongamos que en nuestra experiencia clínica observamos
que, en general, los pacientes que tienen limitaciones en la agudeza visual
nocturna también tienen una dieta deficiente en vitamina A y sospechamos que
esta carencia puede ser un factor de riesgo importante. Tratando de avanzar en
el conocimiento de este problema se formula la hipótesis según la cual las
personas que tienen un consumo sub-normal de vitamina A en su dieta habitual,
también presentan con mayor frecuencia dificultades de agudeza visual nocturna
que las que tienen un consumo normal. Este razonamiento es valido y puede
expresarse en forma argumental así:
a) Si hay consumo normal de vitamina A, entonces habrá
buena agudeza visual nocturna.
b) Hay consumo normal de vitamina A.
c) Luego habrá buena agudeza visual nocturna.
Si en b) se hubiera expresado «hay buena visión nocturna»
se habría cometido la falacia de afirmar el consecuente, pues esa afirmación no
se sigue lógicamente de la explicación dada por la premisa.
III. HIPÓTESIS ESTADÍSTICA
Las hipótesis son la puerta de entrada hacia la solución
de los problemas del conocimiento científico y llevan consigo todo el potencial
metodológico para su comprobación; esto hace posible obtener respuesta a la
pregunta que orienta la investigación de un problema y determina su probabilidad
de verdad entre 0.0 (absolutamente falsa) y 1.0 (absolutamente verdadera). Se
trata desde luego, de valores de verdad estadísticos y en ningún momento de
certeza absoluta, la cual no tiene cabida en el conocimiento empírico.
La estadística comprende dos amplias funciones en la
investigación científica que agotan su contenido sustantivo. La primera es
esencialmente descriptiva, de características cuantitativamente expresadas de
una muestra; la segunda es una función inductiva que consiste en generalizar
los datos observados a la población de la cual se extrajo la muestra. Los
valores muestrales se denominan estadísticos y a partir de ellos se infieren
los valores poblacionales denominados parámetros. Estos se pueden inferir, con
algún grado de probabilidad determinado, por procedimientos estadísticos de
estimación de parámetros y prueba de hipótesis. Ambos procedimientos son
inductivos. Antes se ha definido «hipótesis» como un enunciado teórico
(explicación) susceptible de algún grado de contrastación indirecta con la
realidad, esto es, por medio de sus consecuencias observables. Hipótesis
también puede ser una conjetura susceptible de comprobarse directamente y
expresarse en términos operativos y este es el caso de las hipótesis
estadísticas o empíricas. Estas pueden consistir en enunciados de relaciones
entre variables objeto de la investigación, unas consideradas independientes y
otras dependientes. Aquí, la investigación transcurre en una dimensión
empírica, observable y medible, razón por la cual ni las hipótesis en si
mismas, ni los procedimientos estadísticos asociados expresan causalidad. La
investigación fundamenta su justificación en el supuesto teórico, también
hipotético en ultima instancia, que da sustento a la hipótesis empírica,
supuesto que puede
ser enunciado ex post facto y debe, posteriormente
someterse a contrastación siguiendo el procedimiento deductivo-inductivo
apropiado. He aquí, de forma evidente, la estrecha relación entre
teoría-lógica-experiencia presente en el razonamiento científico. Sin
detenernos en detalles técnicos, a continuación propondremos un ejemplo de
hipótesis, junto con el procedimiento estadístico de su comprobación. Apoyados
en ciertos supuestos de teoría óptica y algunas observaciones previas,
podríamos conjeturar que en pacientes con daño macular, los lentes prismáticos
son más convenientes para mejorar la función visual que los lentes
convencionales. El procedimiento estadístico inferencial a partir de una
muestra, seguirá los siguientes pasos:
1. Hipótesis nula: la proporción de pacientes con daño
macular que mejoran su función visual es igual en ambos tipos de lentes. Esta
es la hipótesis que se somete a prueba.
2. Hipótesis alterna: la proporción de pacientes es mayor
en los usuarios de lentes prismáticos.
3. Prueba estadística: ji cuadrada, con un grado de
libertad.
4. Nivel de significación: 0,05 es la probabilidad de
rechazar una hipótesis nula verdadera, con la cual se comete en estadística el
error alfa o Tipo I.
5. Decisión estadística: se rechaza la hipótesis nula si
el ji cuadrado calculado es igual o mayor que
3,84 de la tabla estadística. Es conveniente saber que la
prueba de significación no aporta evidencia sobre la verdad o falsedad de la
hipótesis. La única evidencia que proporciona se refiere a si el resultado
muestral justifica la acción de retener o descartar la hipótesis. El someter a
prueba la hipótesis nula y no la alterna, evita incurrir en la falacia de
afirmar el consecuente pues otras hipótesis explicativas podrían dar cuenta de
los
resultados. Un diseño experimental o cuasi experimental u
observacional analítico apropiado, también puede concurrir para evitar la
falacia.
IV. MÁS PARA LEER
Losee, J. Introducción histórica a la filosofía de la
ciencia. Madrid: Alianza Universidad, 1976. A lo largo de sus páginas se puede
reconstruir la historia del concepto. McGuigan, F. Psicología experimental:
enfoque metodológico. México Trillas, 1971. Como el de Van Dalen y Meyer,
escrito con excepcional claridad, trata sobre el problema de investigación, la
hipótesis, el esquema inductivo, la estadística inferencial y otros conceptos.
Consulta obligada. Rudolf Carnap, Autobiografía intelectual. Buenos aires:
Editorial Paidos, 1992. apartado 12 sobre probabilidad y lógica
inductiva. Salmón, W. Lógica. México: Uteha, 1965. Excelente introducción, con
un capítulo sobre inducción e hipótesis. Smart, J. Entre ciencia y filosofía.
Madrid:
Tecnos, 1975. El capítulo 6 es una excelente introducción
a los problemas de la justificación del razonamiento inductivo. Se trata de un
libro sobre filosofía de la ciencia. Van Dalen, D. Manual de técnica de
investigación
educacional. Buenos Aires: Paidós, 1971. Libro de
excepcional valor sobre el método científico, sus números apéndices contienen
consideraciones didácticas muy útiles sobre construcción de una estructura
teórica y elaboración de hipótesis. Wayne, D. Bioestadística. México: Limusa,
1997. El capitulo 6 es una completa introducción al concepto operacional de
hipótesis estadística.
Subido por: Bedolla Hernández Sergio Ivan
La hipótesis es una parte fundamental de cualquier investigación cientifica por lo que su correcta elaboración es vital para manejarnos adecuadamente en el proceso. Lo interesante de este articulo es que nos menciona cosas ya vistas en clase pero a la vez refuerza con información nueva de utilidad. Tambien se incluye al final otros autores que pueden ser consultados para tener información más completa.
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